Esto viene después de cuatro años de batallas legales para recuperar el control del país. Esta vez se trata de un proyecto de una familia de Seychelles, que es más bien una atracción turística. El lugar tranquilo, donde la tranquilidad es suavizada por los sonidos tranquilizantes de la cascada, ahora alberga infraestructuras incompletas que afectan a su paisaje. Este es el caso después de que el anterior inversor abandonara el proyecto en 2014. Huyó del país y dejó la iglesia con un largo proceso judicial sin la presencia del acusado (ex parte).
No hubo una licitación formal para el proyecto ya que fue el inversor quien se acercó a la iglesia y mostró interés en el sitio.
Poco se reveló sobre la finalización de este proyecto, pero HOY habló con el antiguo jefe de proyecto de la Misión, Gerard Pragassen. El actual jefe de proyecto de la Misión, el Sr. Serge Lowhon, se mostró muy reacio a hablarnos de ello.
En el pasado, la cascada de Port Glaud era administrada por un Seychelles que vive cerca. De acuerdo con la iglesia, se suponía que debía mantener el camino y transferir las entradas pagadas por el turista.
Cuando la Compañía Limitada de la Misión se dirigió a la Iglesia Católica para desarrollar la zona en una empresa más comercialmente viable, el proyecto fue aceptado bajo ciertas condiciones, todas ellas acordadas ante los notarios. Según el Sr. Pragassen, el inversor ha aceptado mantener la carretera, construir un restaurante y algunas oficinas
"La Iglesia Católica estuvo de acuerdo, pero bajo ciertas condiciones. Una era que tenían que pagar un alquiler mensual de 5.000 rands. Otra era que tenían que dar a la iglesia un cierto porcentaje de sus ganancias cuando la compañía empezara a operar", explicó Pragassen.
La empresa fue dirigida por el Sr. Igor Liktovich como director general. Poco después de comenzar las obras, la iglesia recibió quejas de sus colegas rusos, supuestos accionistas de la empresa.
"Esta gente se quejó de que él tomó su dinero y no hizo un seguimiento. Empezó bien, pero al final no pagó su alquiler, incluido un aumento condicional del alquiler después de dos años", continuó.
En 2014 la iglesia decidió llevar el caso a los tribunales. Igor huyó del país, aunque fue representado por el abogado Pesi Padiwalla en la fase inicial del juicio.